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Cuando vuelcas por encima
sirves de la nada reliquias de fina perla
para enriquecer la noche estrellada
casi nulo, casi brisa, casi todo…
Sabes acallar los gritos descabellados
como madre que mece a su recién nacido.
Los sabios abrumados parpadean jadeantes
sin entender la mesura inquebrantable
de chispas revoltosas por campos cárabe.
Sin prisa y con firmeza sostienes el puente boreal
pasaje sin igual de los decires de la vida…
de los sueños sin contar…
Y se entrelazan los dedos enraizados
en tierras fértiles
preparados para cosechar
la materia cruda ensimismada.
La brisa como seda se siente
fresca… suave… viva…
pide entrar y capturar risas que se dibujan
a la medianoche
inundando dos corazones solitarios.
Catriel.